martes, 2 de agosto de 2011

El Punk (Historia...Pt. III)

Después de iluminarme la vida con aquellos Pixies, ésta cambió. Además pude verles en directo un par de años después (1991), al igual que a los Ramones (ambos en el Pabellón de Deportes del Real Madrid). El año anterior tenía que haber visto a los Stones en el Calderón, pero una fuerte grastroenteritis me dejó en cama. Whitney Houston quedaba ya muy lejos. La revista musical Ruta 66 se cruzó en mi camino, empecé a comprarla y no he dejado de hacerlo en 20 años. Se convirtió en mi Biblia particular, la guía que pocas veces fallaba. Si así lo decía el ruta, ése disco tenía que ser bueno. El disco del mes era casi una compra obligada. Ahora tenemos mil formas de acceder previamente a los grupos para conocer su música, las posibilidades de Internet son muchas (YouTube, Spotify, Myspace, e-revistas, foros, la propia web de las bandas, etc. Pero antes nos comprábamos los discos (¡sí, se compraban!) con pocos datos...los pillábamos por lo que te decía un fanzine o revista, o te la recomendaban en tu tienda habitual, o un amigo, o por haberlo escuchado en la radio, por las influencias que decía tener el grupo, por el sello discográfico o incluso sólo por la portada (como hice yo en varias ocasiones).

En aquella época el cine comenzó a ser parte importante en mi vida, donde acudía al menos una vez por semana, y estrenos como 'Europa' (Von Trier), 'Delicatessen' (Jeunet & Caro), 'Noche en la Tierra' (Jarmusch), 'Corazón Salvaje' (Lynch), 'Muerte entre las flores' (Hnos. Coen), 'Leningrad Cowboys go America' (Kaurismäki) o 'Goodfellas' (Scorsese) hicieron también buena parte en el aprendizaje del cine y de la música que contenían.

Respecto a los amigos y amiguetes, tenía de todo...el popero flipado con la música española (cantada en castellano) y que decía que los Flechazos o los Nikis eran el mejor grupo del país, el que tenía hermanos mayores y para los que Leño, Mermelada y Burning eran la santísima trinidad del rock; tenía uno que iba de rarito con un rollo más brit y me enseñó a Front 242 (¡qué pesados!), Sex Pistols, Stranglers, Echo & The Bunnymen, Bauhaus, Joy Division, Souxsie & The Banshees; o incluso tenía un compañero heavy (bellísima persona, por cierto) que me pasó discos e hizo conocer a Metallica, DOA, Judas Priest, AC-DC, Helloween y demás melenas. Durante los últimos cuersos de BUP y COU en el colegio (eran salesianos) no teníamos que llevar uniforme, por lo que la ropa, el calzado y el pelo era un indicativo de qué onda seguía cada uno. Evidentemente no se podían llevar crestas, ni nada extravagante ni políticamente incorrecto, pero las carpetas eran el reflejo directo de los gustos de cada dueño. Posteriormente en la época universitaria, ya cada uno iba a lo suyo con total libertad.

Pero donde yo me metí más de lleno fue en el Punk, el español en general y el vasco en particular, pero a base de recopilatorios (que hacía yo o me pasaban): Vulpess, La UVI, RIP, TDK, Zer Bizio?, Kortatu, o mis preferidos La Polla, Cicatriz y Eskorbuto. Me imagino que tener amistades a miembros de Larsen y Commando 9mm tuvo su influencia durante aquellos años. Por cercanía, el rock callejero como el de Porretas, Reincidentes, Barricada o Rosendo también tuvieron su pequeño hueco en mi discografía.

Pero aquéllo duró relativamente poco (ahora me alegro), al fin y al cabo era un discurso repetitivo y cansino, de marcado carácter político en muchos casos, y en cierto modo era mirar para atrás...Hoy en día no escucho aquella música, sólo Eskorbuto de vez en cuando, y sin ninguna nostalgia. Así pues decidí avanzar un poco con la nueva sangre fresca que estaba surgiendo, con la que verdaderamente sí disfruté de la escena en primera persona (asistiendo a sus conciertos y comprando sus discos). Era la llegada de bandas como Señor No, NCC, Aerobitch, Los Perros, Frogger, Cerebros Exprimidos, Discípulos de Dionisos, Pleasure Fuckers, Safety Pins o internacionales como Hard Ons, Green Day (antes de convertirse en millonarios), Bum, Lazy Cowgirls, Cosmic Psychos, Onyas, Supersuckers o Turbonegro, por citar sólo a unos pocos.

Al mismo tiempo que se disfrutaba de la escena punk del momento, acudía a la compra de los orígenes del punk, a las fuentes de las que bebían todos estos grupos. Así, empecé a conocer a Hüsker Dü, Black Flag, Fugazi, Adolescents, Minor Threat, los ya nombrados Ramones o GG Allin, pero sin profundizar mucho. Tenía ideas y comportamientos equivocados, del tipo "si no es punk, no me gusta" rechazando cualquier otra música. Sólo me gustaba la música acelerada, frenética, dejando a un lado los medios tiempos. Hasta que llegamos a otro acontecimiento capital en esto del aprendizaje musical y la vida. La escucha del 'Ragged Glory' del-desde-entonces-mi-Señor Neil Young. Alguien se puede reir al leer esto, o quizá no entenderlo, pero a mí se me siguen erizando los pelos cuando recuerdo aquella escucha. Hace dos años en el velódromo de Anoeta comenzó el concierto con 'Mansion On The Hill'...y puff. La electricidad que despedía ese álbum hizo dar un nuevo giro a mi (hasta el momento) corta e inexperta vida, ampliando los gustos por el folk, el blues y por ese rock'n'roll y rhythm & blues de origen (Chuck Berry, Bo Diddley...)

2 comentarios:

Paco dijo...

Partiendo de la nada y gracias a nuestro esfuerzo hemos llegado à las mas altas votas de miseria

Anónimo dijo...

More, more, please...